Sobre hijos, libros y árboles

Un escrito sobre el viejo adagio, "planta un árbol, ten un hijo, escribe un libro, para ser un hombre completo":

En el pequeño cementerio de Abrego hay una tumba sin inscripción ni lápida. Pero en las noches que no sopla el viento se puede oír una voz:


"...No leí jamás los libros escrtos por los hombres. Bastante ignoranres es ya uno sin leerlos. Pero por casualidad me entré de que los chinos dicen que todo hombre debe engendrar un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. "Me impresionó la frase, pese a que en mis tiempos se creía que los chinos servían sólo para almidonar camisas, y quize cumplir aquel mandato. Me apliqué primero a la tarea más urgente, y comencé a engendrar hijos. Escasamente habrá algun rancho de la sierra en la qu alguien no tenga ojos como yo.
"Luego me puse a plantar árboles. Los hijos se me fueron; los árboles jamás. A los hijos les di yo; los árboles me dieron a mí.
"Y eso fue lo que hice. Engendrar muchos hijos; plantar muchos árboles. Quiero decir que viví porque hice surgir la vida.
"Lo demás, lo del libro, no importa. Quienes los escriben sacan libros de un anaquel, los leen, escriben el suyo, y vienen otras manos y los ponen en el anaquel.
"Yo tuve hijos. Yo planté árboles. Viví. El libro se los debo..."

Armando Fuentes Aguirre.

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